La inflación se ha situado en máximos de los últimos 40 años -tanto en Estados Unidos como en Europa- y España no es una excepción. Concretamente, a cierre de 2021, el aumento del IPC fue del 7% debido a la reapertura económica, un mayor aumento de la demanda y el problema de los cuellos de botella y las cadenas suministro. A todo esto hay que sumarle la política monetaria expansiva de los últimos años, que ha provocado que la situación se haya acelerado. En este contexto, los ahorradores se ven obligados a buscar activos que les permitan mantener su poder adquisitivo y la inversión en Real Estate se torna en una alternativa altamente atractiva.
La prueba de un mayor interés en el sector está en los datos. En el mes de junio de 2021, cuando la inflación no era tan acusada, las compraventas de fincas aumentaron un 82,5% respecto al mismo mes del año anterior, lo que supone un incremento acumulado en los primeros seis meses del 39,3%. Por todo eso tenemos que analizar los motivos que impulsan la inversión en Real Estate en una situación inflacionaria como la actual.
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El inmobiliario como valor refugio
El primer motivo que está impulsando la inversión en ladrillo se encuentra en que es un sector que se considera más seguro en comparación con otras alternativas. A grandes rasgos, los inversores tienen a su disposición diferentes tipos de activos en los que invertir: renta fija, renta variable, materias primas, activos alternativos, criptomonedas… El problema es que la renta fija y la renta variable están claramente afectados por la inflación, por un posible cambio en la política monetaria y por la inestabilidad en los mercados genreada por la guerra en Ucrancia.
De hecho, desde el mes de noviembre, las bolsas han comenzado a caer y la renta fija se está comportando igualmente mal. Por eso, los inversores están buscando otro tipo de activos más seguros y que sean capaces de proteger su patrimonio. Esta es una de las partes que explican por qué la inflación beneficia las inversiones de Real Estate.
La volatilidad dentro del sector no es tan alta como en las bolsas o en los bonos de renta fija y, además, el alza de los precios se repercute también en las rentas de los alquileres, ya que muchos de ellos están ligados al IPC. Esto supone que, si la inflación sube un 6%, la renta que los inquilinos pagan también sube ese 6%. Este hecho ya da una muestra de los beneficios del Real Estate en un momento inflacionista como el actual. Es port este motivo que la compra de una vivienda para destinarla al alquiler resulta una manera atractiva para poder mantener el poder adquisitivo de los ahorradores.
Cambio en los tipos de interés
También hay que contar con el posible cambio en los tipos de interés que, no obstante, ahora parece más lejano tras la invasión de Ucrania por parte de Rusia. La inflación puede beneficiar a las inversiones de Real Estate por un posible endurecimiento en los tipos de interés. El motivo es porque, ante las turbulencias que se pueden esperar en el mercado después de que la Reserva Federal americana o el Banco Central Europeo, el Real Estate evita en mayor medida esa volatilidad y se presenta como un activo atractivo para preservar el patrimonio.
Por otro lado, el endurecimiento en los tipos de interés provoca que los créditos hipotecarios aumenten los intereses, ya que las entidades bancarias pueden obtener mayores rendimientos debido a que los tipos de interés van ligados a índices como el Euribor. Por tanto, también puede ser una buena opción la inversión en el sector bancario por este nuevo paradigma monetario.
Aprovechar los cambios de tendencias
La pandemia también ha generado un cambio en las demandas de los inquilinos. Las viviendas situadas en áreas más verdes, con espacios abiertos y más alejadas de la ciudad parecen ser las grandes beneficiadas a corto plazo, pero también a medio y largo por el aumento del teletrabajo. Esto puede ayudar a los inversores en Real Estate a la hora de seleccionar en qué tipo de viviendas invertir. Se perfila como una buena opción apostar por pisos o casas más alejados los núcleos urbanos y donde se puedan compaginar tanto el trabajo como el ocio y el descanso.
Por otro lado, el escenario inflacionista dispara el interés de los inversores en el sector inmobiliario. Así, comprar para vender -sin el paso previo del arrendamiento- también puede ser una buena opción en unos momentos como el actual debido a que la demanda en la compra de viviendas mantiene una tendencia alcista notable.
¿En qué activos?
Aunque se puede invertir de forma directa o indirecta, las dos opciones pueden ser válidas. Hay que tener en cuenta, no obstante, que la inversión indirecta en inmobiliario, que es aquella que consiste en invertir mediante fondos de inversión, ETFs o acciones, puede verse más afectada por las correcciones de mercado. Eso sí, también existen los fondos de inversión inmobiliaria directos o las Socimis que basan su negocio en comprar propiedades para destinarlas a la inversión. Por tanto, no parece ser una mala opción, aunque debe tenerse en cuenta que también se pueden ver afectados por los movimientos volátiles del mercado.
Así las cosas, la manera más segura en un momento inflacionista y volátil parece ser la inversión vía directa. Esto es la compra de vivienda para destinarla al alquiler o la venta. Además, en el caso de los arrendamienta y como ya se ha explicado, uno de los motivos por los que la inflación beneficia las inversiones de Real Estate es el hecho de que se puede trasladar el aumento de la inflación a los inquilinos de la vivienda.
En resumen, el por qué la inflación beneficia las inversiones de Real Estate se explica por el hecho de que es un valor seguro, menos expuesto a los vaivenes del mercado y que, además, puede permitir trasladar el coste de la inflación generalmente. Por tanto, la compra para destinarla al alquiler o para mantenerlo como activo y venderlo con el paso de los años también es una buena idea. Generalmente, los precios de las viviendas van evolucionando con el alza de los precios. Por tanto, también se puede decir que es una reserva de valor que permite mantener el poder adquisitivo a lo largo del tiempo.
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