El IPC interanual de España se sitúo en el 8,4% en abril, y el mes anterior alcanzó el pico del 9,8%, un máximo que no se veía desde hacía 40 años y que afecta de manera muy directa al mercado del alquiler. Y es que, cada año se registran revisiones de los contratos en base a la evolución de la renta del alquiler. Así las cosas, los precios ofertados en ciudades como Barcelona o Valencia han repuntado 11,2% y un 9,8%, respectivamente. Aunque no solo influye el efecto IPC, se está dejando notar. Para los inquilinos, la revisión puede suponer un aumento de las rentas de entre 40 y 69 euros más mensualmente. Para los propietarios, se demuestra que la inversión en vivienda puede ser un valor refugio en un momento inflacionista.
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¿Cómo afecta el IPC al alquiler?
El IPC influye mucho en el mercado del alquiler, y en los precios de las rentas que abonan los inquilinos. Algo que también lo hace atractivo para los inversores o ahorradores que no saben dónde sacar partido a sus ahorros de una manera segura. El caso es que, la mayor parte de los contratos de los alquileres van ligados al IPC. De esta manera, cuando se firma un contrato, se establece una renta a pagar el primer año y los años posteriores varían en función del IPC. Aunque, también es cierto que esto puede depender del inquilino y del arrendador, que voluntariamente pueden establecer no hacer la revisión o no aplicar el IPC por los motivos que consideren. Es decir, no es obligatorio. Pero los arrendatarios tienen el derecho de realizar una revisión de los contratos para ligarlos al IPC si así lo estiman.
Por poner un ejemplo más gráfico y entenderlo mejor. Imaginemos un contrato de alquiler cuya renta mensual a pagar es de 700 euros en marzo de 2021. Después de que la inflación se vaya a máximos históricos y con el fin de mantener el poder adquisitivo, el arrendador decide hacer una revisión del contrato para ligarlo al IPC. En este caso, tendríamos que ver el crecimiento interanual del último dato disponible. Esa subida del IPC es del 7,4%, entonces deberíamos revisar la renta pagada por el inquilino y aplicar un +7,4%. En este caso, la renta del inquilino pasaría de los 700 a los 751,8.
Como ya hemos dicho, la revisión de los contratos en base al IPC no es obligatoria. Pero los arrendadores pueden acogerse a esta posibilidad para protegerse de la inflación y no perder poder adquisitivo. Algo similar a la reforma de las pensiones, que también se han ligado a la inflación con los mismos fines de salvaguardar el poder adquisitivo. Así las cosas, para los inquilinos, el IPC puede suponer un aumento de las cuotas. Mientras que para los arrendadores puede suponer un incentivo más para invertir en vivienda con la intención de proteger sus ahorros, ya que una renta ajustada al IPC consigue salvaguardar el poder adquisitivo. No obstante, el Gobierno ha tomado cartas en el asunto recientemente y ha topado las subidas máximas durante los próximos meses.
Los riesgos de la subida el IPC para los arrendadores
La subida del IPC puede ser algo negativo para los arrendadores, aunque tengan la posibilidad de revisar los contratos para salvar la inflación y mantener el poder adquisitivo. En primer lugar, la revisión es voluntaria y no automática. Por tanto, tendrá que ser el propietario de la vivienda quien decida aplicar la subida a los inquilinos. Algo que puede suponer un riesgo de impago más alto, ya que los salarios no están creciendo al mismo nivel que lo hace el IPC. Esto, dispara los riesgos de impago si el alquiler se ajusta a la inflación al suponer un porcentaje mayor de gasto del total mensual.
Pero no es todo, si el arrendador decide no aplicar la subida del IPC a la renta que cobra por el alquiler se arriesga a perder poder adquisitivo. De esta manera, cobraría lo mismo, pero ese mismo dinero tendría un poder adquisitivo inferior. Así las cosas, se perdería de rentabilidad lo mismo que se pierde por la inflación. Por último, también existe el riesgo regulatorio de que el Gobierno decida congelar estas subidas ajustadas al IPC para evitar que los inquilinos tengan mayores dificultades para hacer frente al pago del alquiler. Con todo ello, se puede decir que el cómo afecta el IPC al alquiler es una vara de doble medida. Ya que puede resultar positivo como activo refugio de inversión, o bien una pérdida de poder adquisitivo al menos en el corto y medio plazo.
Un mayor apetitivo inversor
Al mismo tiempo, el hecho de que el IPC permita a los arrendadores ajustar las rentas a la inflación hace que, en periodos inflacionistas, como el actual, los inversores miren más al mercado inmobiliario como valor refugio. Los atractivos de comprar para alquilar son varios. Ya que se garantiza el cobrar una renta mensual fija y la posibilidad de ir adaptando esta a la inflación para no perder poder adquisitivo. Por eso, el inmobiliario siempre es uno de los mercados al que más miran los inversores y donde las grandes fortunas deciden hacer grandes inversiones. En definitiva, el escenario actual hace que el mercado del ladrillo cobre más brillo y más inversores miren hacia él.
La consecuencia de esto es una subida de los precios de los pisos y casas que, al haber una mayor demanda de la compra, y también por el efecto inflacionario, ven como el precio de venta aumenta. En España, se incrementó el precio un 4,3% en 2021 y las perspectivas hablan de nuevas subidas en 2022 por este creciente apetitivo inversor. Esto hace que, si se quiere invertir en vivienda, sea ahora más caro hacerse con una propiedad de lo que era hace 12 o 24 meses.
¿Qué esperar del IPC?
Esta es una de las preguntas que más se repiten viendo el escenario actual. Las perspectivas señalan que los próximos años serán mucho más inflacionistas que los de la pasada década, donde el IPC se mantuvo contenido en cifras que, a veces, no llegaban ni al 1%. Ahora, se espera que en el medio plazo se sitúe entorno al 2% o incluso más. Así las cosas, los bancos centrales como la Reserva Federal ha comenzado a subir los tipos de interés. Algo que también podría comenzar a hacer el Banco Central Europeo en el segundo semestre del año.
Por el momento, y con el impacto de la guerra de Ucrania, se espera que el IPC continúe en auge y no toque techo al menos en el corto plazo. Con ello, podemos esperar un 2022 inflacionista y un entorno a más largo plazo también inflacionista, o al menos más de lo que hemos estado acostumbrados en la década anterior.
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